Las preguntas sin respuesta son como charcas de lodo en mi alma mortal.
A veces se cubren y aparecen dispersas, crecen a su voluntad.
Y escribo.
Escribo tu nombre enredado en las letras,
mil pensamientos me abocan a ser sin sentir.
Intercalo tu H en ese dictado,
y aprendo de nuevo a olvidar,
lo que espero omitir.
Recuerdo mi sangre y un juramento,
las manos de barro,
la nieve y el mar,
el olor a mojado,
las viejas paredes,
un trozo de alma
y un cacho de pan.
Reitero.
Insisto y declino,
preguntas sonoras que acosan mi paz.
Y olvido.
Olvido y dimito,
renuncio a encontrar la respuesta.
Renuncio a olvidar.
La charca, el lodo, mi alma,
regreso a escribir,
ahora recuerdo,
ahora te ignoro,
ahora comienzo.
Principio.
Fin.
(c) Por Ana Aspid
3 comments:
Parecerá una observación tonta, pero me encanta la sonoridad que cobran las palabras "principio" y "fin" al final del poema.
Un saludo.
gracias.
sí, supongo que tienen sonoridad, es bastante típico en mi poema.
si tenemos oportunidad y nos vamos leyendo, ya podrás comprobarlo.
gracias por el espacio.
he enlazado este blog en el mío; yo pongo la cabra, a ver si hacemos legión.
saludos.
"yo pongo la cabra, a ver si hacemos legión."
¡Bien dicho!
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